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El tema de este número de Quaderns de Filologia engloba dos espacios cuya relación es conflictiva y difícil de dilucidar: el espacio del discurso (la retórica, el lenguaje) y el espacio de la materialidad. El vínculo entre la palabra y su referente plantea problemas de los que se ha venido ocupando tradicionalmente la filosofía y que, en nuestros días, han sido afrontados por la deconstrucción, el feminismo o el psicoanálisis. Si el referente es el “cuerpo” los problemas se radicalizan. ¿Desde dónde se habla sino desde el cuerpo? Sin embargo, ¿será que el cuerpo es el resultado de una regulación discursiva?; ¿será la materia de los cuerpos un efecto preformativo de una dinámica de poder?; ¿esencialismo, construcción o cita? Son esta clase de preguntas las que este volumen intenta responder a partir del ámbito de la literatura, el cine, la fotografía y la publicidad: ¿Cómo representan, figuran e inscriben estos discursos el cuerpo? O bien ¿cómo el cuerpo puede engendrar diferencias discursivas?

Los trabajos de V. Woolf, Un cuarto propio (1929), y J. Kristeva, El porvenir de una ilusión (1998), sirven de marco para el estudio de la relación entre las condiciones sociales y políticas y la creación artística de una época, concretada en la representación del cuerpo en la poesía escrita por mujeres en el siglo XX .

A partir del concepto de “agujero negro” acuñado por el crítico norteamericano Hillis Miller y de la relectura que del mismo hizo Manuel Asensi, este ensayo se pregunta por el sentido de la crítica en la era postpolítica y busca sus respuestas en un análisis del poder y los juegos de la imagen, en tanto hipnosis de nuestro mundo, tomando como punto de partida algunos fotogramas de las más famosas películas de Hitchcock, hasta deslizarse hacia una “ideología estética” o un “estado estético”, que debe mucho a Paul de Man.

La crisis de la modernidad hacia finales del siglo XIX en Centroeuropa da lugar a una literatura en los países de habla alemana que tematiza la asincronía entre la realidad socio-política y el proceso de modernización económica. El advenimiento de la modernidad se proyecta en el discurso del cuerpo desarrollado por Franz Kafka en sus relatos “La metamorfosis” y “En la Penitenciaría” en forma de una crítica al orden social obsoleto del siglo XIX , todavía vigente en la etapa de la I Guerra Mundial. Esta se refleja en el intento de formular una propuesta de identidad que supere las consignas marcadas por un status quo  socio-político que ya no son compatibles con una sensibilidad moderna. El advenimiento de la modernidad da pie, por último, a la formulación de una poética del cuerpo en el que éste aparece como rehén o hipoteca en el que habita un intelecto y una sensibilidad que superan sus estrechas limitaciones externas. El discurso del cuerpo que despliega esta poética promovía una percepción de la realidad que cuestionaba categorías tradicionales de la narrativa como la perspectiva autorial o la mímesis entre mundo narrativo y realidad extratextual. Esta deslegitima de forma inexorable la poética tradicional realista propia del orden social decimonónico y abre las puertas al desarrollo de una narrativa genuinamente moderna, ya afincada firmemente en el siglo XX , que busca plasmar la transformación de la sociedad y el individuo modernos.

Beatriz Preciado interroga el polifónico libro de fotografías de Marie- Françoise Plissart, acompañado de fragmentos teóricos de Jacques Derrida, Droit de regards, para lanzar toda una serie de preguntas en clave deconstructiva que interrogan la relación letra-imagen, los diferentes sentidos de la lectura, el concepto de firma y de suplemento en un contexto donde la representación del género en fotografía, la “loi the genre” es la matriz desde la que se lanzan las preguntas, al tiempo que éstas sirven para revisar la historia de la representación lesbiana en fotografía y articular un lugar de exhibición y de mirada que durante décadas se pensó imposible.

Este texto está pensado como una relectura y una respuesta al Manifiesto contra-sexual de Beatriz Preciado y a las consignas lanzadas por esta autoraen el marco del Maratón Post-porno organizado por el MACBA de Barcelona. Si Beatriz Preciado propugna un meta-constructivismo (de género, pero también de sexo), que busca un más allá del “falso debate” en feminismo (esencialismo vs. constructivismo), las propuestas contra-sexuales de él derivadas dan lugar a toda una serie de preguntas: ¿tiene sentido retirar una ley para sustituirla por otra?, ¿sustituir una práctica sexual normativa que excluye, castiga e impone, por otra que deviene igualmente normativa, punitiva, excluyente?, ¿no son estos los lineamientos para un nuevo fundamentalismo de la exclusión de lo divergente? La respuesta está en la búsqueda de la posibilidad de la propia expresión del género y de la sexualidad dentro de un marco amplio que defienda la convivencia de diferentes tipos de manifestación antes de una condena preceptiva. El trabajo es arduo y el panorama actual no es bastante promisorio, así que no queda más que trabajar para que puedan darse las condiciones en las que ninguna minoría, ni ninguna mayoría –sean cuales fueren–, terminen constituyéndose excluyentes.

Sobre la falsilla de la hagiografía y bajo el mandato de la letra-confesión, las monjas coloniales escriben su vida. Su relato es, en apariencia, el de una vida modélica, que nada deja a la improvisación. Frente a la escritura autobiográfica que habría de llegar tres siglos después, los textos que dicen yo en el XVI y el XVII no conforman el relato de una identidad o subjetividad, ni tampoco de un carácter, sino de un cuerpo. Desde aquí, los relatos de vida de María de San José, Úrsula Suárez y la Madre Castillo ejemplifican el diseño de una compleja tecnología corporal nacida en el entrecruzamiento de modelos.

Mujer escritora, latinoamericana y judía, Margo Glantz se define a sí misma como un sujeto nómada, en actitud lúdica hacia cualquier tipo de límite. Entre la crítica y la creación su ensayística incursiona en los discursos de mundos coloniales sin desdeñar las palabras de los campos de concentración contemporáneos. La autora bautiza la literatura de la onda mexicana y se detiene en la escritura del erotismo. Glantz afirma, de modo rotundo, que escribe desde su sexo –“su geografía más cercana”– aunque esto pueda resultar obsceno. Su poética se compone de figuraciones que insisten en poner el cuerpo en el texto y el texto en el cuerpo, ya que “siempre ha sido muy importante bajar al cuerpo, esta cuestión muy de Bataille; él siempre parte del dedo gordo del pie, de la tierra, de los objetos más corpóreos, de la orina, de la sangre...”. Lenguas, pies, senos, manos, cabellos permiten una nueva codificación de la literatura y la cultura latinoamericanas. Adrienne Rich pedía “Una política que formule preguntas de mujer”. Podemos afirmar que Margo Glantz postula “Una crítica que formule preguntas de mujer” en la que palabras y cuerpos conforman una poética que nos propone una nueva política de lectura.

Este artículo parte de la consideración de Michel de Certeau de la mística como una “teología del fantasma” y, a partir de los relatos de vida conventuales escritos en la colonia (especialmente el de la mexicana María de San José), pone en relación la noción de duelo y melancolía con las apariciones divinas y mortificaciones corporales que estos relatos describen, para resaltar la dimensión subjetiva e individual de esta experiencia. También revisa la función del confesor ante estos “desórdenes”, vigilante e inquisidora por una parte, y pacificadora y reparadora por otra.

Uno de los campos más interesantes en el análisis de la representación del cuerpo es el discurso publicitario. Este trabajo está dedicado al lenguaje televisivo, especialmente, al papel que juega en su seno el anuncio publicitario, a los interrogantes que suscita su estatuto referencial.